viernes, 17 de febrero de 2023

Flores de almendro

 

En plena noche
el alma de la luz:
la flor de almendro.

Muda, desnuda
la luna en la montaña.
Una lechuza.

Vuelan dormidos
los pájaros de olvido.
Antes del alba.

La madrugada.
Arder hasta morir
como las ascuas.

Adiós, estrellas.
También el corazón
arde y se apaga.

Mis soledades.
Barcas en el desierto.
Seda en las zarzas.

Sueño que duermo
enredado en tu piel.
Dunas de escarcha.

¡Tanto silencio!
Quiero saciar mi sed
de agua salada.

viernes, 9 de diciembre de 2022

El viaje interior. Iniciación (para Roman)

 

Allá donde confluyen los torrentes del alma,
donde el silencio engendra el canto de los pájaros,
donde la muerte es sólo manantial de memorias
y la paz es un bosque de bambúes y hayas,
donde los sueños duermen al abrigo del viento
hay un templo interior.

Para llegar, viajero de la psique, príncipe vagabundo,
hay que caminar despacio a través de desiertos y montañas
sin senderos ni atajos,
días sin sol y noches sin luna,
la ruta de la seda
siete veces
ida y vuelta;
hay que remar siempre a favor de corriente,
como un nenúfar que se desprende de la orilla, siempre hacia el mar
y, una vez en las olas, 
romper remos, izar velas,
nadar con la marea;
hay que volar con las alas desenterradas y abiertas,
en una espiral áurea
o donde el tifón o el siroco
arrastren a los pétalos del sakura
o a las hojas sangrantes de los arces;
hay que arder en la hoguera
de la pasión y el éxtasis,
del amor sin barreras o la fe
porque al final del viaje
tu ofrenda ante el espejo
en el centro de ese templo
que en ti anida
serán esas cenizas
y una leve sonrisa
murmurando
"He llegado".

lunes, 21 de noviembre de 2022

Las orquídeas

 

El tiempo siembra silencioso
sentimientos-semilla entre los surcos
de tus costillas en tu pecho fértil, 
orquídeas blancas.
Sus raíces aéreas
se nutren de tu sangre cristalina,
de tu pulso de nácar.
No conocen el viento,
tan solo latidos.
Latidos. Latidos.
No conocen la lluvia ni el rocío,
solo tu voz que llega como un eco
de palabras de luna.
No conocen la tenebrosa noche
porque en tu corazón
es alba sn ocasos.
No conocen luceros, ni planetas ni estrellas,
sólo acaso luciérnagas fugaces
que proyecta hacia dentro
jugando con el mar
tu mirada de gata.
Por eso cuando abran
invisibles las flores
serán mariposas
paradas en vuelo.
Blancas y limpias
como la estela aún viva
de una lágrima.

viernes, 4 de noviembre de 2022

Psiquectomía

 

Ave de vuelo azul, luz en las alas,
el cielo no recela de tu cálida
estela disecando mi mirada.
Alzo las manos aunque estén atadas
para tocarte, divina, porque amar
es sentir cerca lo que está tan lejos.
Si estuvieras aquí en esta galaxia,
tus labios a la orilla del vacío
a punto de besar la vida misma,
te abriría los puertos de mi alma
solo por renacer, por ser soñado.
Me atraviesas el pecho miserable
con las balas perdidas de tu ausencia.
Me das muerte, mi amor, dándome vida.
Has visto el mar como quien ve la muerte
y yo no estaba allí llorando olas.
Yo estoy siempre en la orilla, espero siempre
a que se abra la noche a las estrellas.
Luna, mi dama, soledad, doncella,
dame la mano si te duele el vientre
en el que engendras monstruos soñadores.
La belleza hace nido en la belleza
y tu seno es el seno de las flores
que con o sin palabras o silencios
siembran mi iris de asombro y de corolas.
Vuelve a bailar. La música no cesa.
Danza de otoño, invierno, primavera...
Toda noción de tiempo o de la nada
deriva en melodías espirales,
ciclos de vida, laberintos ciegos,
regreso a la raíz de lo que amamos.
Yo amo la tierra.
Amo los océanos.
Amo lo inmaterial
y todo está en tu cuerpo
como si el alma fuera
reencarnada en tu piel
con esa sutileza
de la corteza de los abedules.
Y por eso te amo,
porque eres tú, eres todo
y tu dolor me duele
y, paradoja-esperanza,
me consuela.

lunes, 24 de octubre de 2022

Samurai

 

Desarmadas las últimas corazas
la piel de los violines queda expuesta
al abrazo implacable del rosal.
Una vida de sangre no es bastante
para colmar las fuentes del otoño.
En la casa del té todo es nostalgia.
No es por honor el filo de la espada.
Es simplemente por cortar el aire
que lleva tus palabras en sus garzas
sin tocar el silencio. Siempre al alba
entre la niebla hay una alondra blanca:
la campana en el templo.

jueves, 13 de octubre de 2022

Tránsito (elegía por César Nombela)

 

Despierta el mar antes de la tormenta
ajeno a los millones de anclas como espinas
que olvidados ulceran sus fondos coralinos.
Despierta el mar como si no dolieran
en su memoria ártica los glaciares perdidos
y rompe cada ola como una enorme lágrima
en la arena desnuda de nuestras soledades.
Despierta el mar en mí cuando me abrazas
para arrastrarme luego en sus mareas
hacia el profundo abismo de tu ausencia.
Duerme la tierra cansada, delirio cristalino
en brazos de la muerte que impaciente
devora con sus alas la nobleza
que atesora tu pecho enorme, silencioso.
Duerme. Si Dios supiera
o quisiera saber
que existe el hombre en esplendor tan amplio
no cerraría ya jamás tus párpados,
abriría tu torso de alabastro
para borrar la muerte de tus ojos
y esparciría tu mirada viva
por todos los rincones del océano.

lunes, 10 de octubre de 2022

La rosa de los vientos

 

Desde que se fue el sol
ya no me quemo más
la piel del alma.
Las lágrimas son lágrimas.
No tengo que esconderlas.
El silencio es mi música
y vivir en las sombras
es como ese letargo
del bosque en sus inviernos.

Desde que cerró el teatro
mi vida, esa comedia
que acaba con la muerte
se representa aún (es increíble)
frente a butacas vacías
donde mis sentimientos
llenan palcos de ausencia.
En el anfiteatro del deseo
el terciopelo es musgo
y el techo bombardeado
por estrellas fugaces
dibuja los perfiles de su ruina
en la noche vacía.

Mil voces de delfines
huídos de las fuentes
anuncian por las calles
espectáculos de magia.
Pero yo llevo la segunda piel
de un gato negro
que ha perdido la cuenta de sus vidas.
Desde que dibujé un vacío
insondable a los vértigos
en el sólido puente
que me llevaba al Sur
por la Ruta de la Seda
he perdido ya el Norte.
He encontrado mi rumbo
ciegamente escondido
en el agujero negro
que hay en el centro
de la rosa de los vientos.

Nadie lo sabe. Nadie.
Más allá del dolor
y de toda nostalgia
hay un viaje íntimo
a un huracán callado
donde la vida no se representa.
¡Qué bellos los recuerdos
de tantas travesías
vistos desde este vértice!
Hay un agujero negro
en el centro absoluto
de la rosa de los vientos.